“El net.art, como área de
investigaciones frenéticas y como territorio de innovación, ya no existe. La intensa
búsqueda para descubrir la naturaleza de la comunicación y las posibilidades de
la representación ha sido suplantada por el ‘design’ y el deseo de responder
ante las expectativas de los curators. Tras el período heroico del net.art, ha
llegado el ‘web art’, una disciplina artística mucho más estable”. El net.artista pionero Vuk Cosic hizo estas declaraciones para una revista en
1999.
Nos encontramos ante lo que muchos
autores han considerado como punto muerto del net.art o punto cero, momento en
que ya no parece haber un retroceso posible. El propio éxito y reconocimiento
que había alcanzado por aquel entonces este arte fue en gran parte lo que lo
llevó a su decadencia. La dimensión comercial había alcanzado al net.art, al
igual que lo habían hecho las instituciones. Las galerías de los museos se llenaban
de obras net.artísticas (destacamos el net.art incluido en la Bienal del
Whitney), gran cantidad de ellas esperando ser comercializadas después. De hecho,
para muchos net.artistas buscar modos de comercializar sus obras se volvió el
eje central de su trabajo. También hay lugar para las galerías online manejadas
directamente por net.artistas, como la que ya comentamos de Olia Lialina,
Art.Teleportancia. Además, no faltaron las invitaciones a artistas de la red
para hablar en seminarios y conferencias sobre Internet.
Esta institucionalización del net.art
se hizo patente con la “Introducción al net.art (1994-1999)”, de Natalie
Bookchin y Alexei Shulgin, que se presentó en el “Net-Condition” en marzo-abril
de 1999. Se trata de un manifiesto del net.art grabado en piedra siguiendo el
sistema del proyecto Dump your Trash de Blank y Jeron. En él se define el
net.art, se nombran sus características, los distintos géneros, los requisitos para
hacer una obra de net.art,… Se habla también ya de sus objetivos promocionales,
así como de su reconocimiento institucional. En definitiva, con este documento
se configura el net.art como un nuevo movimiento artístico reconocido.
No obstante, la oposición a la
mercantilización del arte de la red no pasó inadvertida. Surgió un grupo importante
de art.hacktivismo: 0100101110101101.org. Su objetivo principal era rescatar el
primer espíritu del net.art, haciendo hincapié en el aspecto de interactividad,
criticando la falsa interactividad de los proyectos en Internet y tratando de
mostrar que el arte en la red puede llegar a ser realmente interactivo. Sus
primeros archivos son páginas de otros net.artistas mezcladas de un modo
aleatorio, cambiando la interfaz cada vez que el usuario visita la web. Son conocidos
sus hackeos a otras
webs net.artísticas como Hell.com y Art.Teleportancia, sitios utilizados para la muestra de obras de net.art.
webs net.artísticas como Hell.com y Art.Teleportancia, sitios utilizados para la muestra de obras de net.art.
Pocos años duró el
net.art como net.art ‘puro’. “Todo el mundo con su propio site, con su propio
dominio, con su propia galería, se adentra de nuevo en las limitaciones de la
tradición artística, ignorando completamente que el net.art podría estar
malentendiendo el auténtico potencial de la red”. Son palabras bastante acertadas del colectivo
artista, activista y performers que firmaba bajo el pseudónimo Luther Blissett.
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