sábado, 15 de noviembre de 2014

Proyectos de inicios de los 2000

En 2001 eran ya casi 400 millones de personas los que se relacionaban con la red para intercambiar pensamientos y emociones. Alrededor de 400 millones de personas contaban con acceso al arte digital.

En este mismo año se dieron interesantes proyectos como el de los artistas neoyorkinos Jennifer y Kevin McCoy, 201: A space algorithm. Este proyecto se ha considerado propiamente pieza de net art, aunque en apariencia tiene un enfoque más propio del video art: permite al usuario crear su propia versión de la película 2001, Una odisea en el espacio, de Stanley Kubrick, que cuando se realizó no contemplaba la aparición de la Red. Los usuarios pueden reeditarla a través de un programa inédito de edición de vídeo basado en algoritmos.

201: A space algorithm, Jennifer y Kevin McCoy.
En los inicios de la primera década del nuevo milenio, el arte electrónico en general inunda los museos, como ya habían hecho con anterioridad proyectos puramente net artísticos, celebrándose eventos como la Transmediale de Berlín y 010101 Art. in Techological Times (SF Moma, museo de arte moderno en San Francisco), e inaugurándose exposiciones como  “Art & Money Online” de la Tate Gallery de Londres, que se centró en el análisis de la rápida comercialización de Internet y de la expansión de la cultura del comercio electrónico.

Siguiendo la estética más pura del net art, encontramos algunos proyectos de art browser como Feed, navegador presentado por Mark Napier. Este nuevo browser se apropia de los contenidos de páginas web, convirtiéndolos en un flujo continuo de textos y pixels. También el grupo Jodi realizó a inicios de los 2000 su proyecto Map, ideado como un mapa en continua evolución, cuyo objetivo es reunir a artistas y colectivos. La visión historicista es rechazada en este proyecto: Jodi reivindica la importancia del panorama dinámico de las relaciones entre los artistas y, con ello, la característica de arte efímero que el net art ha perdido gracias a la institucionalización y comercialización de sus prácticas. En esta línea, se presenta Wonderwalker (Marek Walezak y Martin Wattenberg), que inicia un debate sobre la necesidad de archivar proyectos basados en Internet y sobre el significado de coleccionar objetos digitales. Proponen aquí una colección de páginas web, que se puede visualizar a través de tres mapas distintos.

Map, Jodi.
Otros proyectos destacados de los inicios de este milenio son 1:1, de Lisa Jevbratt, Emergence Project, de Rebecca Allen, Diane Bertolo, de Chanel Untitled, y Progresive Load, de Andy Deck. Los más interesantes son los dos primeros. Lisa Jevbratt ofrece una interfaz que permite visualizar, mediante una representación pictórica, todos los dominios existentes asociados a una dirección IP. Por su parte, Rebecca Allen recupera el espíritu net artístico de los inicios del movimiento, ofreciendo a los usuarios posibilidades de interacción entre ellos y permitiéndoles explorar diferentes comportamientos humanos.


El contexto histórico también afectó al net art: el atentado terrorista del 11-S no pasó desapercibido entre los net artistas neoyorkinos. Es muy relevante el Carnivore Art Project de Alex Galloway, que se basó en el software homónimo utilizado por el FBI para capturar los contenidos de los mensajes electrónicos y los datos del tráfico en Internet. Pone a disposición de todos los net artistas los datos que ha conseguido interceptar en las informaciones transmitidas vía Internet en un área específica de una red local, convirtiéndolos en sonidos, imágenes y animaciones, para que los artistas luego los utilicen de forma creativa. 

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