sábado, 6 de diciembre de 2014

Wax, or the discovery of television among the bees.

Wax, or the discovery of television among the bees fue el proyecto cinematográfico llevado a cabo por el director David Blair en 1991. Esta película, convertida en film de culto, fue la primera en emitirse por Internet, aunque la fecha de su lanzamiento (1993) y las carencias tecnológicas de este momento dificultaron la emisión. En este artículo de Mayo de 1993 del New York Times se narra la experiencia que se llevó a cabo durante un sábado por la noche, en el que se evidenció que las promesas de la alta resolución y los cientos de canales hechas por las televisiones de cable distaban mucho de lo que la tecnología era capaz de hacer en estos momentos.




La película se construyó como un texto hipermedia audiovisual en el que el espectador tenía poder sobre la narración, siendo uno de los primeros proyectos de este tipo documentados. Desde la página web de Waxweb se puede acceder tanto a la versión más convencional de la película (que también fue lanzada en CD) como a su versión interactiva no lineal, reproducida en Real Media. Esta última está acompañada por un vídeo en el que se explica como funciona este último reproductor, ya que mucha gente, al no estar acostumbrada a este tipo de contenido, no sabía bien como enfrentarse al film.



Esta versión, también de 85 minutos, está compuesta por 80000 piezas, en las que no se ha descartado ningún material y que permite al espectador montar el film a su gusto, haciendo referencia al significado que la propia película le da a la muerte, al nacimiento y al renacimiento.

La popularidad de la película no ha sido especialmente trascendente a nuestros días (actualmente tiene un 4,5/5 en la popular web de reviews Rotten Tomatoes, basado únicamente en 113 críticas). No obstante, resulta interesante que en 1993 el New York Times titulara el artículo que hablaba del prometedor futuro del cine en Internet, cuyas puertas parecían abrirse con Waxweb, como Cult Film is a first on Internet, y que hoy, 21 años más tarde, nos enfrentemos a estos titulares. La prohibición de las webs de enlaces se ha convertido en la nueva caza de brujas, que no distingue entre películas independientes, películas dentro de los circuitos comerciales o películas que actualmente están totalmente fuera de estos circuitos y que desaparecerían si no existieran en Internet.

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