domingo, 2 de noviembre de 2014

Conservación de las obras

El tema de la conservación de las obras de Net.Art es un punto con diversos interrogantes y debates sobre cómo se debería llevar a cabo. Tradicionalmente, el arte se depositaba en museos, pero los cambios actuales han producido una tendencia a lo efímero, lo cual es difícil de almacenar. Actualmente, la participación del público es primordial en los museos, y esta posibilidad nadie mejor que la red la puede ofrecer.

En muchos casos, las obras del Net.Art solo existen cuando son reproducidas, y la red permite que esa reproducción sea simultánea, instantánea y además interactiva. Se trata de un arte efímero por el hecho de que los avances de la tecnología hacen que pronto se quede obsoleto, por lo que si una obra no tiene la suficiente difusión como para que sea copiada, ésta puede morir al mismo tiempo que lo hace la tecnología en la que se encuentre si queda obsoleta. Esto supone un problema para los coleccionistas de Net.Art.

Con respecto a esto, el artista puede posicionarse en dos actitudes: una en la que no le importe que su obra desaparezca en un futuro (que puede ser cercano), ya que sabe que es arte efímero y eso lo lleva consigo; u otra, que es luchar por la perdurabilidad de la obra. Para esto último, el artista debe tener en cuenta la tecnología (escoger la más estable y compatible) y seguir un proceso de actualización de la obra. El problema de esto último es que el artista puede perder libertad a la hora de crear, pues se convierte en esclavo de la tecnología. Otra opción es delegar en un museo o coleccionista que se encargue de mantener la obra en el tiempo, pero esto puede provocar la descontextualización de la obra al sacarla de su entorno original. 

En 2001 el Guggenheim Museum desarrolló la estrategia de preservación “The Variable Media Initiative”, que va dirigida a obras de arte que usan la tecnología como medio. Tienen en cuenta las propiedades de las obras para clasificarlas y a partir de ahí llevar a cabo una estrategia de preservación específica para cada una de ellas. Un ejemplo al que se le ha aplicado esta iniciativa es la obra Net Flag de Mark Napier, la cual la clasifican como una obra en red, interactiva, codificada, y con posibilidad de instalación en un museo.

Pero, aquí es donde comienza a surgir el debate: ¿sería recomendable sacar una obra de su contexto original, o eso la descontextualizaría por completo? Si sacas a las obras de su contexto para almacenarlas en museos puede perder su sentido, pero quizá es positivo si lo pensamos desde el punto de vista de que las generaciones futuras podrían observar el arte de esta época aunque los servidores no funcionen entonces. Otra cuestión puede ser si les interesa a los coleccionistas este tipo de arte aun sabiendo que en pocos años puede avanzar la tecnología y desaparecer. Para que siga funcionando habría que actualizar la tecnología, con el desembolso que ello conlleva.

A parte de estas cuestiones, y otras que pueden surgir a raíz de este tema, de un tiempo a esta parte se han creado colecciones de Net.Art donde los artistas pueden donar sus obras a cambio de asegurar la perdurabilidad de las mismas, como por ejemplo irational.org o Artbase (artbase.com). 

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