domingo, 23 de noviembre de 2014

La cultura del futuro

Con la importancia de las nuevas tecnologías y de la Red en la vida cotidiana de las personas, es fácil pensar que cuando hablamos del Net.Art podemos estar hablando de un arte dentro de una cultura del futuro, y también de un movimiento que puede influir en la misma.

Pero, ¿qué es lo que puede aportar el Net.Art a la cultura, o a la concepción de la misma? Las producciones net artísticas no se caracterizan por ser materiales, físicas, sino más bien una especie de acontecimientos, por ello se trata de un arte efímero y de ahí su dificultad para que una obra perdure en el tiempo. Se trata de obras simbólicas, donde uno de sus valores se lo da la duración que la misma tenga (para que la duración sea mayor es imprescindible la copia y difusión de las obras). El Net.Art puede ser entendido como un arte del recuerdo

Económicamente se trata de un arte que pretende, o al menos pretendía, ser públicos. Con este objetivo, debe adaptarse a una economía de red. No es la obra en sí misma la que tiene el valor, sino que depende de diversos aspectos, es decir, se produce una dematerialización de la obra en pos de esa economía de red. La revolución digital ha hecho que también cambie el concepto de consumismo comercialmente hablando. En el caso del Net.Art, se produce un consumo de conocimiento, de arte, que es el pilar de su producción de riqueza. Esto también ha provocado un cambio en la concepción del artista. La cultura simbólica es capaz de generar riqueza.

Otro cambio es la desaparición de la identidad a la hora de realizar las obras, ya no se trata de un arte individual, de autor, de un solo genio, sino de todo un colectivo de personas, lo que favorece la socialización. Por lo que aunque sea una persona la que promueva la creación de una obra, no tendrá una identidad definida, todas las obras tienen una identidad específica al estar desarrollada por diferentes personas. Gracias a la Red se puede y se seguirá podiendo desarrollar una cultura de la participación y de actuación, mediante la intercomunicación, la intertextualidad, la comunicación, etc. Y este es otro de los aspectos que dan valor a las obras, la capacidad de participación. Y eso da paso a la democratización, mayor libertad de creación y poder de crítica, el fin de la jerarquización vertical y el comienzo de una nueva manera de acción comunicativa: el contenido ya no se traspasa de un emisor a los receptores, sino que el flujo es en las dos direcciones y un autor puede nutrir su obra con los contenidos que ofrecen los que antes solo podían ser receptores.

Puede que el Net.Art comenzara siendo un experimento dentro de la Red, pero las experiencias que ha desarrollado han demostrado que ese experimento ahora forma parte de lo que hoy en día es una cultura de Red.

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